martes, junio 14, 2005

autoeditarse un libro será como irse de putas? pagar por sexo, pagar por ser leído. ser leído con tapa dura. ni tan siquiera.
después de lo brusco, de lo tosco, reparemos: hay gente que paga una cantidad de dinero para que una editorial produzca su libro. no uno, cincuenta, cien o quinientos. y pensamos, bueno, cada uno pensará, qué sé yo, pensamos que lo hacen por
y no puedo seguir, es absurdo pero me cuesta juzgar. no ya juzgar, definir a quien lo hace. a quien lo hace, como si ocultara decir irse de putas. menuda expresión. hay expresiones que definen una actitud. y no es la justa, quiero decir, identificar a quien pretende verse en la portadilla, en un tipo menor al del título, con quien conduce por la casa de campo su coche de madrugada. mejor con quien acude a un burdel, con cancán.
no es la expresión, ni la comparación justa. fue una boutade. sí, hoy he aprendido que la palabra petimetre proviene del francés petit maître. y que cuando se introdujo quería decir más o menos, afrancesado. lo he leído en una revista, en un bar de esos con mensaje, lleno de recortes de el roto y unas velas de cumpleaños en forma de 2012, deseando, sí, muy buena suerte a gallardón. petimetres o majos, y majos los que pretendían cumplir con la esencia española.
boutade. algunos opinan que la palabra se suelta por esnobismo. ¿algo menos snob que editarse un libro? sin embargo en muchos países era una práctica sin tintes, sin esa carga de escepticismo, de mirar por encima del hombro: ja, pagar. en muchos países era necesario y arriesgado hacerlo. publicarse ciertos libros, difundirlos. pero aquí, ahora?
todavía tiene, que continúe, prestigio la mancha sobre blanco. pero ya no hace falta pagar para que te lean, cuatro. entonces será la mancha. será.
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