todos los libros infantiles que rememoro haber leído vienen acompañados de un recuerdo muy puntual. bien algo que pensé al enfrentarme a ellos, mientras los leía o una vez terminados. de todos cuelga una etiqueta.
aquel libro me lo regalaron, yo no lo pedí. me lo regalaron, como si no lo recordara: fue mi madre. da lo mismo, era quien me compraba todos. se lo agradecí, pero no me atrajo nada. durante unos días no pude leer,no quería empezar ese libro ni que mi madre me viera con otro, imposiciones mías que no encontraban justificación en la conducta de ella. ya no me atraía leer un libro envuelto en infantil y juvenil. ese era mi rechazo, quería aventurarme a uno de esos con tapas distintas, con letra más pequeña, sin dibujos en la portada. pero no sabía cuál elegir.
la historia termina aquí, no consigo desvelar qué decisión tomé, qué libro consideré distinto.
