jueves, septiembre 22, 2005

tinta en las manos

nunca entendí la importancia de los sucesos entre las noticias diarias. estos días se manejan varios, como los ciclistas desaparecidos o la mujer que envenenaba a su familia. sin hablar de maeso, que tal vez roza más un tema de salud pública. acepto cualquier explicación.
no suelo leer, en prensa, las páginas de política nacional. sí los titulares y algún artículo de opinión, atiendo en la tele o la radio lo que se dice en el parlamento o en las ruedas de prensa, pero las declaraciones cruzadas por escrito suelen aburrirme.
a la economía me obligo, con buenos resultados cuando no me la salto, porque se me olvida la imposición en cuanto empiezo. internacional sí me gusta.
cada vez acudo menos a las páginas culturales de cualquier periódico, que dicen poco; con las críticas tengo rachas. me interesan más los reportajes y echo en falta un tipo de sección donde se siga, se escrute casi, una noticia día a día (con una pequeña columna que fuera algo así como "en capítulos anteriores")
seleccionaría también más la opinión, y la diversificaría. en cuanto a las cartas al director, desde hace tiempo las respeto más, algo que todavía no me ha ocurrido cuando abren los micrófonos en la radio o en la tele; y entre las viñetas me sorprende lo previsible de casi todas.
confieso que suelo atender poco a las noticias de mi comunidad y que sueño con encontrarme un día el cuadernillo de la rioja, esa comunidad de la que usted no sabe nada. del resto de secciones que manejan los periódicos las más desatendidas en imaginación, excepto con la ventolera del sudoku, suelen ser las ya cansinas de pasatiempos (pero hay gustos, y muy arragaidos, por lo visto).
ayer pasaron por la tele imágenes de unos cuantos ancianos enfermos de alzheimer mientras leían los periódicos, un recurso que utilizan sus cuidadores para ejercitarles la memoria. y pensé que cuando tuviera su edad y mientras me animara bajar todas las mañanas a por el diario creo que mantendría un pie en el terreno de juego.
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