A nadie le gustaría saber en qué pensamos mientras caminamos de vuelta a casa.
lunes, agosto 29, 2005
|domingo, agosto 28, 2005
materiales
ayer, casi como cada vez que me presento, me volvieron a preguntar: pero te puedo llamar santi o prefieres santiago?
santiago, joder. aunque nunca respondo esto, porque nadie se merece sufrir mis manías. y lo del nombre roza la manía. no se preocupen, no guardo lista negra.
de nombres.
quiero justificar el cambio, porque para mí tiene sentido, pero me costará, una vez más, explicarme. un tipo de palabra que me gusta suele ser ese sustantivo demasiado genérico que necesita siempre un apellido para decir algo concreto. bueno, pues ese sustantivo huérfano, tan común, a quien nadie le presta atención, me cae simpático. como material. o materiales.
el tiempo de upotie pasó, la guardo cariño, pero quizás no era la adecuada. desde el primer post pienso en ello. eso sí, la dirección la misma por no complicar las cosas. cosas es el paradigma de esa clase de palabras, aunque claro, cosa está muy mal vista. vocabulario pobre, te marcaban siempre en rojo.
me siento mejor así.
santiago, joder. aunque nunca respondo esto, porque nadie se merece sufrir mis manías. y lo del nombre roza la manía. no se preocupen, no guardo lista negra.
de nombres.
quiero justificar el cambio, porque para mí tiene sentido, pero me costará, una vez más, explicarme. un tipo de palabra que me gusta suele ser ese sustantivo demasiado genérico que necesita siempre un apellido para decir algo concreto. bueno, pues ese sustantivo huérfano, tan común, a quien nadie le presta atención, me cae simpático. como material. o materiales.
el tiempo de upotie pasó, la guardo cariño, pero quizás no era la adecuada. desde el primer post pienso en ello. eso sí, la dirección la misma por no complicar las cosas. cosas es el paradigma de esa clase de palabras, aunque claro, cosa está muy mal vista. vocabulario pobre, te marcaban siempre en rojo.
me siento mejor así.
¿Por qué los camareros llevamos siempre los zapatos sucios?
Soy camarero, se me suponen anécdotas, pero la verdad es que no tengo ninguna que contar. Todos mis compañeros las tienen, algunos llevan trabajando menos que yo en esto y ya cuentan las suyas como cicatrices de infancia. Hay que saber hacerlo, quizás sea más difícil contar una buena anécdota que llevar la bandeja con una mano.
Sí, por ejemplo. El otro día nos abroncó nuestro jefe, ya sabéis -comentó-, siempre dos pares de guantes, abrebotellas y mechero. Sin olvidarse del lito. ¿Habéis visto a un carpintero sin martillo, a un fontanero sin llave inglesa? Pues lo útiles de un camarero son sus guantes, su abrebotellas y su mechero. Y el lito. A partir del próximo día a quien no los traiga se le descontará -dudó-, cinco euros.
Bueno, qué quieren, a nuestro jefe el símil le quedó vulgar y en el convenio colectivo no indican nada de esto, pero son este tipo de momentos los que algunos convierten en verdaderas historias para contar entre familiares y amigos. Incluso entre los propios colegas que no lo presenciaron. Son graciosos. Al menos amenizan esas situaciones donde nadie se cuenta nada, como en las bodas.
Una mesa de restos, con el primo de la Pili, la Pili, la pareja de amigos francesa, los dos sobrinos de tu madre con sus chicas y mi peluquera con su novio, sí, a mi peluquera hay que invitarla. Diez comensales y uno de los sobrinos, camarero. De los graciosos. Te incordia porque se sabe tu trabajo, sí, sí, te dejo espacio, no me vayas a manchar con la fuente, y se ríe; mira, te dejo así el tenedor, y lo cruza; ¿me podrías poner otro pelotazo? Se ha convertido en el centro de la mesa, cuenta los entresijos de la cocina, adelanta cada paso: ahora nos servirán el tinto, ¿qué, ya empezáis a recoger las copas? Hasta los franceses, con su poquito castellano, le prestan atención. No habla sólo él, pero él habla más que ninguno. Que si el borracho de aquel día, esa pobre novia, el chico que tuvo mala suerte con la jarra. No para y, aunque entrecortadas, sirvo y me retiro, reconozco cualquiera de sus historias, que son las de siempre, las de todos. Ya sólo me faltan los ceniceros y las servilletas por recoger; la boda está a punto de llegar a la barra libre, me acerco y después de haber sonreído a todos sus comentarios todavía se dirige a mí por última vez:
- Eh, amigo, muy buen servicio, de verdad que sí -y entonces deja de mirarme para dirigirse al resto-. Sí, se le nota que es un buen camarero, fijaos, lleva hasta los zapatos sucios.
Sí, por ejemplo. El otro día nos abroncó nuestro jefe, ya sabéis -comentó-, siempre dos pares de guantes, abrebotellas y mechero. Sin olvidarse del lito. ¿Habéis visto a un carpintero sin martillo, a un fontanero sin llave inglesa? Pues lo útiles de un camarero son sus guantes, su abrebotellas y su mechero. Y el lito. A partir del próximo día a quien no los traiga se le descontará -dudó-, cinco euros.
Bueno, qué quieren, a nuestro jefe el símil le quedó vulgar y en el convenio colectivo no indican nada de esto, pero son este tipo de momentos los que algunos convierten en verdaderas historias para contar entre familiares y amigos. Incluso entre los propios colegas que no lo presenciaron. Son graciosos. Al menos amenizan esas situaciones donde nadie se cuenta nada, como en las bodas.
Una mesa de restos, con el primo de la Pili, la Pili, la pareja de amigos francesa, los dos sobrinos de tu madre con sus chicas y mi peluquera con su novio, sí, a mi peluquera hay que invitarla. Diez comensales y uno de los sobrinos, camarero. De los graciosos. Te incordia porque se sabe tu trabajo, sí, sí, te dejo espacio, no me vayas a manchar con la fuente, y se ríe; mira, te dejo así el tenedor, y lo cruza; ¿me podrías poner otro pelotazo? Se ha convertido en el centro de la mesa, cuenta los entresijos de la cocina, adelanta cada paso: ahora nos servirán el tinto, ¿qué, ya empezáis a recoger las copas? Hasta los franceses, con su poquito castellano, le prestan atención. No habla sólo él, pero él habla más que ninguno. Que si el borracho de aquel día, esa pobre novia, el chico que tuvo mala suerte con la jarra. No para y, aunque entrecortadas, sirvo y me retiro, reconozco cualquiera de sus historias, que son las de siempre, las de todos. Ya sólo me faltan los ceniceros y las servilletas por recoger; la boda está a punto de llegar a la barra libre, me acerco y después de haber sonreído a todos sus comentarios todavía se dirige a mí por última vez:
- Eh, amigo, muy buen servicio, de verdad que sí -y entonces deja de mirarme para dirigirse al resto-. Sí, se le nota que es un buen camarero, fijaos, lleva hasta los zapatos sucios.
viernes, agosto 19, 2005
de cines
ya antes de empezar una corrección de verdad política: en cuestión de años, de cine político a cine social ; y una vez que se comienza, los obstáculos. el primero, su imposibilidad: no será crítica la que se hace sirviéndose del sistema, y el cine comercial es sistema. el segundo: toda película es política, destila ideología, si se matan porque se matan y si hay amor porque se ama de distintas maneras, nada te distingue, cine social, del resto. el tercero: el propio de cualquier cliché.
así las cosas, quién se atreve a no contar simplemente una historia, como se justifican todos, y que parece ser el tópico más acertado para unir la modestia y la ambición, porque tras la sencillez de contar simplemente una historia se aparta uno de caer en etiquetas, esas que evita el verdadero creador, faltaría más. pues eso, que así las cosas, nadie. y si sale alguno, sospechoso para todos.
sí, pese a lo anterior, yo tampoco tengo clara mi postura, no soy de los que piensan qué pie poner al levantarse. aquí lo dejo, que me pica otra cosa.
y para que a willy no se le atragante otra recomendación esta vez martín patino: nueve cartas a berta. ese cine social que no responde al nombre.
así las cosas, quién se atreve a no contar simplemente una historia, como se justifican todos, y que parece ser el tópico más acertado para unir la modestia y la ambición, porque tras la sencillez de contar simplemente una historia se aparta uno de caer en etiquetas, esas que evita el verdadero creador, faltaría más. pues eso, que así las cosas, nadie. y si sale alguno, sospechoso para todos.
sí, pese a lo anterior, yo tampoco tengo clara mi postura, no soy de los que piensan qué pie poner al levantarse. aquí lo dejo, que me pica otra cosa.
y para que a willy no se le atragante otra recomendación esta vez martín patino: nueve cartas a berta. ese cine social que no responde al nombre.
domingo, agosto 14, 2005
directores ii
de trabajador a patrocinado. si se fijan en su devedeteca puede que encuentren una de las películas de almodóvar que no hace mucho se vendían con el país. miren la esquina superior izquierda: telefónica. algo quiero decir sobre una generación, no indaguemos.
con sus diarios de rodaje, fotos inéditas, entrevistas y portadas del colorín almodóvar ha sido desde hace quince o veinte años el cineasta más periodístico. sobre todo para uno, aunque también ha sufrido la carroña columnista en varios. hoy, el retrato de vicent y loredano actúan como parte del todo. pero lo importante es su cine, claro, y estilo tiene. ya. no me atrevo a decir mucho más porque almodóvar ganará alejado de esa posmodernidad disuelta en caldo manchego, de ese constante intento por definirlo y ser más original que el último.
mientras tanto llegó su relevo comercial: amenábar. amenábar ha sabido encontrar al público, que no estaba en la comedia, envolverse en la asepsia del suspense, salvo con su último drama -más blanco de lo que algunos quieren ver, y ocultar que de pequeños vimos mucho spilberg, aunque él haya tenido el mérito de aprovechar todas las lecciones, incluidas las buenas. los tiempos han cambiado, las páginas culturales del periódico servirán para el ego pero la película necesita una buena distribución. tú el país, pedro, yo sogecine. puede salir en la portada de zero, llenar los kinépolis, ser adoptado por cuerda y que ninguna borre demasiado la imagen que ya tenemos, que tal vez fue la primera: cada uno la suya y todos por taquilla. la diferencia, a día de hoy, está ahí. la diferencia con su par de post, almodóvar. a uno puede dejar de verlo una pareja de cuarentones con el periódico bajo el brazo; el otro ha llevado a ver una de llorar al que se flipó con el tema de las snuff movies.
viernes, agosto 12, 2005
directores i
ahora eso ya no importa, tanto. basta con tener potencial, que se demuestra con un buen corto y la suerte de la nominación para que apuesten por tu nombre, que no por ti. eso lo sabe vigalondo, que también conoce que las contraportadas se leen y que todo queda dicho, para lanzar el anzuelo a cualquier productor televisivo que reaccione y caiga en la cuenta: apostar por un niño visual, crecido, confesión para todos los públicos, entre el equipo a, stevenson (hay que dejar marca de infancia recuperada) y muchos muchos comics.
vigalondo me parece un personaje más sutil que santiago segura. por ahora me cae bien. se desmarca pero no se aleja del joven cinéfilo, versión amenábar, y prefiere buscar el buen oficio de los sin nombre de serie b. con ironía, alterar los valores para dejar pasar alguna idea distinta. ser singular, su primera apuesta. lo ha demostrado con un musical. cómo manejar un gran presupuesto y las expectativas, el reto.
y garci. no iré a ver ninette, como tampoco fui a tiovivo o canción de cuna. ni a el abuelo.
de garci recuerdo una entrevista hace muchísimos años en el suplemento del fin de semana del abc, donde respondía el cuestionario proust. sabía quién era cuando lo leí y por aquel entonces en casa de mis abuelos me gustaba leer aquellas preguntas y respuestas rápidas de los tres o cuatro números acumulados desde la última visita. decía algo así como que seguía siendo comunista, afirmación que me sorprendió porque nunca había pensado en él como alguien político, y reverlarlo en el abc me parecía una provocación. qué ingénuo. eh, que tendría diecisiete o algo así. pero no fue eso, aunque aquella entrevista me puso sobre la pista y he recordado un montón de veces ese titular: cada vez que charlaba con luis herrero de cine en la cope, o siempre que he oído murmurar su simpatía por aquellos centristas del 96. más tarde me enteré de sus quejas hacia el país, que parece no le trató muy bien después del oscar. creo que no se ha encontrado nunca cómodo entre la izquierda oficial y la razón es la misma que domina todo aquello que hace: su nostalgia. por el cine de los cuarenta y cincuenta, por aquel comunismo que nunca fue salvo en las conversaciones de la juventud, por una sociedad que toleraba el tabaco, vaya, por todo aquello que lo descoloca del presente. podrá ser cierto cualquier comentario sobre él, pero cuando habla sobre cine suele tener razón: ya no se respeta la primera vez que se muestra a la protagonista de una película, no se trata con cuidado su aparición, ya nadie piensa en esa escena como una escena importante. perdido el misterio el cine tendrá que encontrar otras fascinaciones. y en eso están otros, pero no él. no se puede negar su experiencia aunque
vigalondo me parece un personaje más sutil que santiago segura. por ahora me cae bien. se desmarca pero no se aleja del joven cinéfilo, versión amenábar, y prefiere buscar el buen oficio de los sin nombre de serie b. con ironía, alterar los valores para dejar pasar alguna idea distinta. ser singular, su primera apuesta. lo ha demostrado con un musical. cómo manejar un gran presupuesto y las expectativas, el reto.
y garci. no iré a ver ninette, como tampoco fui a tiovivo o canción de cuna. ni a el abuelo.
de garci recuerdo una entrevista hace muchísimos años en el suplemento del fin de semana del abc, donde respondía el cuestionario proust. sabía quién era cuando lo leí y por aquel entonces en casa de mis abuelos me gustaba leer aquellas preguntas y respuestas rápidas de los tres o cuatro números acumulados desde la última visita. decía algo así como que seguía siendo comunista, afirmación que me sorprendió porque nunca había pensado en él como alguien político, y reverlarlo en el abc me parecía una provocación. qué ingénuo. eh, que tendría diecisiete o algo así. pero no fue eso, aunque aquella entrevista me puso sobre la pista y he recordado un montón de veces ese titular: cada vez que charlaba con luis herrero de cine en la cope, o siempre que he oído murmurar su simpatía por aquellos centristas del 96. más tarde me enteré de sus quejas hacia el país, que parece no le trató muy bien después del oscar. creo que no se ha encontrado nunca cómodo entre la izquierda oficial y la razón es la misma que domina todo aquello que hace: su nostalgia. por el cine de los cuarenta y cincuenta, por aquel comunismo que nunca fue salvo en las conversaciones de la juventud, por una sociedad que toleraba el tabaco, vaya, por todo aquello que lo descoloca del presente. podrá ser cierto cualquier comentario sobre él, pero cuando habla sobre cine suele tener razón: ya no se respeta la primera vez que se muestra a la protagonista de una película, no se trata con cuidado su aparición, ya nadie piensa en esa escena como una escena importante. perdido el misterio el cine tendrá que encontrar otras fascinaciones. y en eso están otros, pero no él. no se puede negar su experiencia aunque
jueves, agosto 11, 2005
avances
mientras que mi parte contratante sin contrato disfrutará este fin de semana de su entrada comprada en abril, yo me quedaré de martínez y bajaré al donner turco de la esquina, aunque prometo comerme la lombarda. con la intención de superar los cuatro días hoy me he pasado por la biblioteca y, para no sentirme del todo pecador- cuántos temas podría aprovechar, he decidido incluir en el préstamo un libro del ferlosio gramático que comienza a lo grande, enmienda la plana a lázaro carreter. informaremos.
también preparo un post de teléfilo, como cueto propone. así me quedará un blog de verano.
también preparo un post de teléfilo, como cueto propone. así me quedará un blog de verano.
miércoles, agosto 10, 2005
unicornio
si el unicornio azul de silvio era un capuchón de bolígrafo, bic cristal -supongo, entonces sí, puede que comience a gustarme la canción.
eso dijeron el otro día en la tele, lo del unicornio. argumento, el de la tele, tan válido hoy en día como el que de contínuo se escucha: lo he leído en internet. en internet, sí, pero dónde.
parados en un semáforo dos chicos, bueno, uno a otro le comentaba que había estado preocupado desde que leyó que el señor de los anillos podía ser una novela filonazi. sí, tolkien era un profesor de universidad algo conservador, decía el preocupado, y no era la novela más progresista del mundo, aclaraba, pero he leído unas cartas suyas en internet donde respondía a los nazis que él contaba con amigos judíos y que, vaya, que la lectura de las cartas tranquilizaron su espíritu. o eso imagino yo, porque cruzado el paso de cebra tomamos calles diferentes.
más: según parece -benjamín prado el país nueve de agosto- el otro día, en el concierto de u2, bono pidió a los espectadores que iluminaran las pantallas de sus móviles y los alzaran, como antes se hacía con los mecheros. no sé que opinarán los seguidores de silvio, desconcertados con lo del capuchón, pero estas pequeñeces confirman que ya están aquí: nos engancharon. el periódico también sirvió en su día para envolver pescado.
pese a todo, aún hay personajes como sánchez dragó que, en una entrevista -ayer día nueve en el mundo-, critica a quienes ven la televisión, que son los mismos que no veían su programa, me digo. otro pedante o culto entre gilipolleces.
eso dijeron el otro día en la tele, lo del unicornio. argumento, el de la tele, tan válido hoy en día como el que de contínuo se escucha: lo he leído en internet. en internet, sí, pero dónde.
parados en un semáforo dos chicos, bueno, uno a otro le comentaba que había estado preocupado desde que leyó que el señor de los anillos podía ser una novela filonazi. sí, tolkien era un profesor de universidad algo conservador, decía el preocupado, y no era la novela más progresista del mundo, aclaraba, pero he leído unas cartas suyas en internet donde respondía a los nazis que él contaba con amigos judíos y que, vaya, que la lectura de las cartas tranquilizaron su espíritu. o eso imagino yo, porque cruzado el paso de cebra tomamos calles diferentes.
más: según parece -benjamín prado el país nueve de agosto- el otro día, en el concierto de u2, bono pidió a los espectadores que iluminaran las pantallas de sus móviles y los alzaran, como antes se hacía con los mecheros. no sé que opinarán los seguidores de silvio, desconcertados con lo del capuchón, pero estas pequeñeces confirman que ya están aquí: nos engancharon. el periódico también sirvió en su día para envolver pescado.
pese a todo, aún hay personajes como sánchez dragó que, en una entrevista -ayer día nueve en el mundo-, critica a quienes ven la televisión, que son los mismos que no veían su programa, me digo. otro pedante o culto entre gilipolleces.
lunes, agosto 08, 2005
una mirada
hoy era el momento de hablar del super8, de comenzar por ahí para hablar de lo amateur, de las revoluciones que no llegan o mejor, de cómo nunca avisan cuando lo hacen, de cine, de revistas (de travelling y del facsímil de ajoblanco del otoño pasado), de esas cosas de las que pretendo hablar para dar pie a contar otras. otro día.
pero la actualidad manda, o esa cuña metería un periodista de antena3, y ahora me runrunea otra cosa. escribo desde un ciber, bueno, restaurante-ciber, desde la gran vía. sólo porque tiene mozilla y en casa no tenemos todavía conexión. debería estar estudiando pero hoy era un buen día para saltárselo. mañana no pasará. se acaba de levantar un tipo que cuando he llegado estaba mirando páginas ligéramente pedófilas. no creo que nadie pueda resistirse en un ciber a echar un vistazo a la pantalla de al lado, y yo lo hago.
ligéramente. lo eran, eran fotos de críos (catorcequinceañeros, pongamos) en posiciones insinuantes. no he visto más, no he querido ver ni ser visto espiando. no estoy en un sitio lúgubre o semi vacio, estoy en la gran vía, muchachos, en una sala con sesenta o setenta puestos, cubiertos en su mayoría. el tipo tenía su mano izquierda en el bolsillo.
existe la descripción aséptica?
también me fijé el otro día en una señora mayor, setenta y pico, que utilizaba su correo electrónico.
y ahora observo que hay cámaras en la sala.
quería hablar sobre lo privado, pero me quedan siete minutos, no sé escribir bajo presión. me esfumo.
pero la actualidad manda, o esa cuña metería un periodista de antena3, y ahora me runrunea otra cosa. escribo desde un ciber, bueno, restaurante-ciber, desde la gran vía. sólo porque tiene mozilla y en casa no tenemos todavía conexión. debería estar estudiando pero hoy era un buen día para saltárselo. mañana no pasará. se acaba de levantar un tipo que cuando he llegado estaba mirando páginas ligéramente pedófilas. no creo que nadie pueda resistirse en un ciber a echar un vistazo a la pantalla de al lado, y yo lo hago.
ligéramente. lo eran, eran fotos de críos (catorcequinceañeros, pongamos) en posiciones insinuantes. no he visto más, no he querido ver ni ser visto espiando. no estoy en un sitio lúgubre o semi vacio, estoy en la gran vía, muchachos, en una sala con sesenta o setenta puestos, cubiertos en su mayoría. el tipo tenía su mano izquierda en el bolsillo.
existe la descripción aséptica?
también me fijé el otro día en una señora mayor, setenta y pico, que utilizaba su correo electrónico.
y ahora observo que hay cámaras en la sala.
quería hablar sobre lo privado, pero me quedan siete minutos, no sé escribir bajo presión. me esfumo.
sábado, agosto 06, 2005
de géneros, el diario
un diario que no obligue a ser diario y por donde escurrir el yo.
la confesión. la confesión del diario puede tener su valor, literario, pero no se puede apostar por ella para que se convierta en el valor. un diario con tales miras suena impostado. prefiero aquellos que hablan del dinero, de la vida. diaria. pero sobre todo prefiero los cuadernos de apuntes, de trabajo, esos carnets que tanto nos gustan.
la confesión ridícula es la más fácil de conseguir y por eso es tan peligroso el género. peligroso hasta para uso privado. el lector en el que te conviertes a las veinticuatro horas, tres meses o cinco años será más cruel que cualquiera. en un diario no se intenta la literatura. y los recuerdos los guarda mejor la memoria, se dulcifican, se emborronan. mejor así.
la confesión. la confesión del diario puede tener su valor, literario, pero no se puede apostar por ella para que se convierta en el valor. un diario con tales miras suena impostado. prefiero aquellos que hablan del dinero, de la vida. diaria. pero sobre todo prefiero los cuadernos de apuntes, de trabajo, esos carnets que tanto nos gustan.
la confesión ridícula es la más fácil de conseguir y por eso es tan peligroso el género. peligroso hasta para uso privado. el lector en el que te conviertes a las veinticuatro horas, tres meses o cinco años será más cruel que cualquiera. en un diario no se intenta la literatura. y los recuerdos los guarda mejor la memoria, se dulcifican, se emborronan. mejor así.
viernes, agosto 05, 2005
desde cascorro
mi barrio, mi nuevo barrio: el rastro. ahora en fiestas, de las castizas, como todas.
qué razón tenía almudena, en algún post o comentario, cuando se sorprendía hace meses, al pasar por el windsor tiempo después del incendio, de lo poco que salía de su barrio. madrid podía ser grande pero ella vivía en su barrio como si lo hiciera en un pueblo. a mi me gusta pasear, callejear el centro. con tiempo intento no volver siempre por la misma calle. descubrir. me fijo como si fuera, que nunca llevo, con una cámara: en ocasiones de fotos, en otras de vídeo. tanto me fijo que suelo quedarme mirando, algunas veces con indiscrección. y con la manía de leer todos los carteles. paseo con la parsimonia de quien lo hace recorriendo sus propiedades.
ya no tendré a un paso los cines renoir o el templo de debod, las terrazas de la calle santiago, los jardines de sabatini, san bernardo, conde duque. pero ahora vivo en un barrio, de esos con gente.
vaya, hablar de madrid siempre me ha parecido provinciano, quizás porque algo tiene de ello. tan sólo con mirar los tejados de la zona centro desde una terraza con altura llegas a creértelo (o desde el viaducto, una de las vistas más esclarecedoras: a un lado los bloques de pisos del extrarradio; al otro los austrias, el casco viejo con antenas de televisión). voy más allá: la imposibilidad de escribir sobre madrid sin que parezca provinciana. ahora tendría que disculparme por utilizar provinciano,que lo hago, con ese fondo despectivo que también contiene. pero no es eso, nada tiene que ver con vivir en zamora, sino con la dificultad de convertir por escrito madrid, si uno quiere retratarla, en esa ciudad neón y cosmopolita.
las estampas. qué lejos me queda el género. como el diario.
qué razón tenía almudena, en algún post o comentario, cuando se sorprendía hace meses, al pasar por el windsor tiempo después del incendio, de lo poco que salía de su barrio. madrid podía ser grande pero ella vivía en su barrio como si lo hiciera en un pueblo. a mi me gusta pasear, callejear el centro. con tiempo intento no volver siempre por la misma calle. descubrir. me fijo como si fuera, que nunca llevo, con una cámara: en ocasiones de fotos, en otras de vídeo. tanto me fijo que suelo quedarme mirando, algunas veces con indiscrección. y con la manía de leer todos los carteles. paseo con la parsimonia de quien lo hace recorriendo sus propiedades.
ya no tendré a un paso los cines renoir o el templo de debod, las terrazas de la calle santiago, los jardines de sabatini, san bernardo, conde duque. pero ahora vivo en un barrio, de esos con gente.
vaya, hablar de madrid siempre me ha parecido provinciano, quizás porque algo tiene de ello. tan sólo con mirar los tejados de la zona centro desde una terraza con altura llegas a creértelo (o desde el viaducto, una de las vistas más esclarecedoras: a un lado los bloques de pisos del extrarradio; al otro los austrias, el casco viejo con antenas de televisión). voy más allá: la imposibilidad de escribir sobre madrid sin que parezca provinciana. ahora tendría que disculparme por utilizar provinciano,que lo hago, con ese fondo despectivo que también contiene. pero no es eso, nada tiene que ver con vivir en zamora, sino con la dificultad de convertir por escrito madrid, si uno quiere retratarla, en esa ciudad neón y cosmopolita.
las estampas. qué lejos me queda el género. como el diario.
lunes, agosto 01, 2005
se podrá ver?
si algún habitual puede ver este blog, por favor envíe un mail. me conecto desde un ciber(con el cambio de casa todavía no ha llegado la conexión a internet) y no tiene firefox, el único navegador desde el que se puede ver esta página (también agradecería alguna indicación al respecto)
vaya, que ahora no sé si estoy escribiendo para la galería, porque no podré ver si esto se colgará o no.
gracias y no se preocupen, tengo post acumulados.
vaya, que ahora no sé si estoy escribiendo para la galería, porque no podré ver si esto se colgará o no.
gracias y no se preocupen, tengo post acumulados.